“Los futuros educadores y psicólogos no se deben convertir en unos teóricos de las emociones, deben desarrollar su potencial”

El pasado 26 de abril, el catedrático Pablo Fernández Berrocal, acudió al Centro Universitario Cardenal Cisneros como ponente en el Think Tank “Inteligencia emocional, asignatura indispensable para avanzar en el siglo XXI”, organizado por el profesor Juan José Rabanal Cabrerizo y al que asistieron estudiantes de primer curso de los Grados en Magisterio de Educación Infantil, Magisterio de Educación Primaria, Psicología y Educación Social. Este Think Tank forma parte del denominado “Viaje Formativo”, un programa de formación transversal que el centro ofrece a todos sus estudiantes sobre temas esenciales para su desarrollo profesional y que están vinculados a una o más asignaturas de cada curso y titulación, tales como aprendizaje cooperativo, habilidades comunicativas, derechos humanos y derechos de los niños, emprendimiento, medio ambiente o inteligencia emocional, entre otras.
Pablo Fernández Berrocal es catedrático de Psicología en la Universidad de Málaga, director y fundador del Laboratorio de Emociones y del Máster en Inteligencia Emocional de dicha Universidad, y vicepresidente de la International Society for Emotional Intelligence. Ha colaborado en numerosas revistas científicas nacionales e internacionales y desarrolla programas de mejora de la Inteligencia Emocional en diferentes ámbitos y organizaciones tanto educativas y sanitarias como empresariales.
- ¿Consideras que la inteligencia emocional debería ser una asignatura específica en nuestro sistema educativo o más bien debería adquirir una dimensión transversal?
Lo ideal es que fuera transversal, pero conociendo a nuestro país sería más efectivo que se implantara como asignatura. Porque si es transversal puede ocurrir que se diluya y que nadie la vea. Porque significaría que tanto el profesor de Matemáticas, como el de Lengua, como el de Inglés, tendrían que abordarla en su asignatura y ahora mismo no tenemos los recursos. En algunas comunidades autónomas, como por ejemplo en Canarias, está incluida como asignatura de dos horas a la semana. Creo que puede ser un inicio, aunque no sea el ideal.
Es como si las Matemáticas, que son muy importantes en sí, ¿por qué no se plantean hacerlas transversales? ¿A que a nadie se le ocurriría ponerlas de manera transversal? Pues lo mismo me pasa a mí con la educación emocional e intraemocional, que creo que si todo el mundo la viera, el profesor o profesora de Historia preguntaría a sus estudiantes: “Cuando Cristóbal Colón tuvo que ir a las Américas, ¿cómo convenció a los Reyes Católicos? ¿qué problemas se encontró? ¿qué sintió al llegar a esa tierra desconocida? Sería muy interesante abordar así los contenidos, pero se requiere de una preparación que en mi opinión en este momento no se puede exigir al profesorado.
- ¿Cómo crees que los maestros, educadores sociales y psicólogos, como futuros profesionales del mundo educativo y de la salud, pueden trabajar a partir de la inteligencia emocional en su labor profesional? ¿Qué les aconsejarías?
Insistiría en lo que les he dicho a los estudianres en la sesión de hoy. Es importante que los futuros educadores y psicólogos no conviertan en unos teóricos de las emociones, sino que deben desarrollar su potencial, que se hagan esa pregunta, ¿qué inteligencia emocional tengo yo?, ¿cómo soy de empático?, ¿cómo gestiono las emociones de otras personas?, ¿cómo trabajo en equipo?, ¿cómo afronto los problemas?, ¿qué emociones generan los demás cuando entro en una habitación? A mi juicio, lo primero antes de preguntarse: ¿cómo voy a enseñarle a mis futuros alumnos y alumnas la inteligencia emocional? es: ¿cuál es mi nivel de inteligencia emocional y cómo puedo potenciarlo? Como cuando voy a un gimnasio y el entrenador te dice: “Pablo te hace falta un poquito de flexibilidad” y entonces comienzo a trabajar la flexibilidad. De ahí la importancia de hacerse un diagnóstico previo, una evaluación de inteligencia emocional.
- ¿Por qué consideras que la inteligencia emocional debe jugar un papel importante en nuestra sociedad?
La inteligencia emocional hace 30 años era algo intuitivo, sabíamos que había que incluir las emociones en la escuela y en la sociedad. Pero después de 30 años de investigación, tanto de la neurociencia como de la psicología sobre el valor que tiene y los beneficios que tiene en la salud mental, en la salud física, en los problemas de agresividad, en los problemas de convivencia, etc., no incluirla sabiendo los efectos positivos que tiene en los niños y las niñas, sobre todo como un factor protector, como un factor de prevención, sería un error. Yo creo que eso es lo más importante, incluir la inteligencia emocional en la escuela porque nos puede servir como un factor protector de problemas futuros que puedan desarrollar los adolescentes y los adultos. Más que apagar incendios, más que trabajar en urgencias, estamos luchando para prevenir los problemas. Esa es la línea en la que tenemos que trabajar y la escuela es un lugar ideal para eso, para la prevención.